el bueno y el malo

lunes, julio 31, 2006

El oprobio

Sí. Como te prometí, amigo, aquí estoy. No estoy curado del todo, pero no cejo en mi empeño. ¿Aún no quieres hablarme? Todo llegará, la fruta madurará y la gravedad, quizá la única verdad y no la estupidez de la relatividad, actuará.
¿Todo relativo? Únicamente a un insensato, hipócrita, anormal e insensible se le pudo ocurrir semejante disparate y, además, justificarlo en pleno vuelo trasatlántico.
En su huida, dejó por esta parte del mundo, sin embargo, unas cuantas verdades o falsedades absolutas. Entre ellas, que es falso que todo sea relativo y que es igualmente falso su inverso. Y eso es axiomático, dogmático. Sólo esta fe es cierta.
Hurricane. Hacía mucho tiempo que no respiraba esos vientos, y es que no sigo la vida, obra y recientes milagros de su autor, pero aquélla, no sé la razón, siempre me ha sublimado, he tenido, gracias a ella, otras miras, por decirlo así, más globales, más -de nuevo- absolutas. ¿Es una tontería? No mayor que las ocurrencias del tipo de antes, y yo, al menos, no saco la lengua.
En estos días de calor incontestable, disfrutando de las sombras falsas, de los aires más falsos aún, de la abundancia de agua, de la velocidad de la red incableada, leo con vergüenza una noticia escandalosamente cierta y veo una eficaz fotografía. Muestra una anciana indigente sobre un fondo dorado, un fondo que nos vende un futuro de oro a través de un perfume –otra mentira absoluta-. La noticia habla de un porcentaje ignominiosamente alto de compatriotas que malviven con la basura de la calle, disputando –y soy literal- el trozo de pizza que tiramos al gato de turno, espantando las cucarachas que también deseaban parte del pastel. Parece ser que ese porcentaje se desorbita si nos centramos en la población de la edad dorada –y no del dorado anterior-.
No quiero, no pretendo, espejo, aburrirte con los innumerables problemas del globo, de nuestra nación o de nuestra nación de naciones. Ha sido la primera y espero que última vez. Pero no lo he podido dejar pasar.
Esto será objeto de política, y eso, ya sabes, no es mi tema. No, me expreso mal. La política es aquello que nos hace humanos, lo que nos ha permitido progresar. La política es la historia y es el futuro. ¡Si creo ser el único spanish que lee con pasión las sesiones senatoriales! Son las miasmas de la política de lo que aborrezco.
No obstante, no te preocupes por mí. Me recrearé morbosamente en lo eternamente escrito, lo releeré con un insano regusto y a otra cosa mariposa, que la vida es rosa.
Con frecuencia, en casi todas las ocasiones, las desgracias son mayores si las víctimas son niñitos inocentes. En cambio, uno que es raro, he tenido yo especial sensibilidad en el caso de los viejitos. He visto a la anciana y no lo he podido dejar pasar.
La mayor parte del universo es absoluto. Quizá el demente encontró un resquicio relativo e hizo de la parte el todo en un exceso de egolatría. Las cosas son como son, decía Sartre, pero era ateo, según cuentan, así que su opinión no es válida y hasta esta noticia se relativizará.